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Dentro de las propuestas de rock subterráneas de Latinoamérica, encontramos a Tenebrarum, banda colombiana que nació allá en 1990 con la inquietud de fusionar la agresividad del Heavy Metal con los esquemas musicales del violín y su depresión clásica. Actualmente ellos son descritos como una banda gótica en su natal Medellín y está integrada por Juan C. Henao, voz, David Rivera, violín, Helder Balanta, voz, Julián Rivera, bajo y Andrés Meza, batería, quienes cuentan en su haber con siete producciones discográficas.
La constante evolución en cada uno de los discos que ha hecho el grupo, sirva en nuestros días cómo un abanico sonoro que podría ser una guía para las bandas que están saliendo hoy en día en su país natal. Su primer disco intitulado El Vuelo De Las Almas se atrevió a fusionar la brutalidad del Metal más áspero con la dulzura del violín y eso fue lo que capturó la atención de la prensa especializada. Esta característica ha logrado prevalecer hasta su última grabación Divine War, donde escuchamos a una banda con más personalidad, y que hoy en día cuenta con una soprano y más presencia de los teclados.
Las líricas de Tenebrarum se basan en aspectos de la personalidad humana sin intentar ser humanistas y por ende abordan la concepción del mundo sin apegarse a la política ni a la religión, como lo definen ellos: “hemos bajado al Hades para luego ascender vertiginosamente hasta el ardiente sol del cielo”.
Para los músicos “modernos”, actualmente ya hay más apertura y menos limitaciones para la edición de un disco, en Colombia hace años no había tantas posibilidades para hacerlo como las que encontramos en nuestros días; se decía que se podía grabar todo lo que quisiera uno menos rock, el ingeniero podría ser un carga bultos de una plaza de mercado; las portadas se hacían casi artesanalmente; los músicos vivían y morían por el Metal, eran creyentes fieles de lo poco que llegaba del extranjero, en ese tiempo los rockeros se describían como partícipes de una secta, en donde para ellos el pertenecer a ese grupo era un orgullo.
Dentro de todo el contexto anterior, para Daniel, líder de Tenebrarum, el tiempo le ha permitido seguir siendo fiel a sus ideales, hasta el grado de considerarse como una persona sin pretensiones, ya que para él, tocar en una banda no lo hace mejor ni peor persona, “somos muy descomplicados y tranquilos”, dice Daniel, no sin antes enfatizar el apoyo de la gente a su propuesta, a quienes invita a abrirse a nuevos sonidos para fortalecer más la escena colombiana.
Ahora, en el aspecto de promoción internacional y concretamente sobre México, su líder violinista ha tenido la oportunidad de viajar tres veces a Distrito Federal en México, “y qué les puedo decir, sólo que la escena mexicana manda. Es completamente brutal. Los respetamos mucho y ojalá algún día podamos ir a tocar allá. La escena mexicana es mucho más grande y compacta. Tiene un nivel de desarrollo alto y con tradición ya que les han visitado muchos grupos de talla internacional”. Acá en nuestro país Tenebrarum ha recibido muchas críticas de forma positiva para su propuesta. |
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