| |
|
| |
 |
| |
La energía motriz es la principal base musical que encontramos en la nueva producción solista de James LaBrie (Dream Theater), oculta bajo un nombre aparentemente simple, Mullmuzzler 2 (Magna Carta, 2001), que marca la continuación del disco anterior Mullmuzzler (Magna Carta, 1999). Ahora con más experiencia, madurez y sobretodo convicción, LaBrie ha logrado realizar uno de los mejores productos editados por este sello americano especializado en Rock Progresivo.
"Mucha gente podrá encontrar este material más maduro, más intenso pero mucho más energético que el anterior", reveló en entrevista exclusiva el propio James LaBrie desde Canadá, el pasado 7 de septiembre, tras una negociación express con la agencia MPR de Nueva York, y una conexión que en esta ocasión estuvo buena y no como la de hace dos años cuando el satélite no nos ayudó para nada.
La principal razón del nuevo sonido fue el trabajo, el trabajo en conjunto donde se pueden debatir el intercambio de ideas en persona con el calor que está emanando de la misma producción, "creo que tuvimos más tiempo para involucrarnos con él, no como en Mullmuzzler donde todo lo hicimos a distancia y haciendo uso de la tecnología, ya saben la Internet, los faxes, la mensajería y todos los medios de comunicación posibles. Creo que la química con la que lo hicimos se refleja en el sonido, trabajamos en conjunto y lo pulimos en conjunto".
Ahora este proyecto solista del cantante en turno de Dream Theater cuenta con los mismos músicos de la producción pasada, pero igualmente se anexaron otras pocas más; hoy encontramos en la alineación de Mullmezzler a James LaBrie, voz, Matt Guillory, teclados-piano, Trent Gardner, teclado-piano, Mike Mangini, batería, Mike Keneally, guitarra, Mike Borkosky, guitarra, y Brian Beller, bajo, quienes ahora nos muestran una arquitectura del sonido panorámica que puede inclinarse por gustos de Jazz, baladas tórridas y Metal Progresivo que bien pudiera valer el calificativo de Post-Progresivo.
El aspecto lírico de Mullmuzzler 2 avanzó con un gran paso ante su predecesor, este nuevo trabajo está enfocado a una reflexión sobre nuestra estirpe, "cuando escribí este material todo estaba enfocado a la mente y el corazón; la mente te hace más intelectual mientras que el corazón te hace más expresivo, más emocional. Si logras unir ambas cosas en un proyecto, cualquiera que te guste o que la gente pueda comenzar, quienquiera que lo haga será más poderoso para la gente; eso es lo que pasa con las melodías de Mullmuzzler 2 que son más expresivas, más emocionantes y que evocan toda la naturaleza humana", agregó el propio LaBrie, no sin antes de expresar que también esas letras, llevan la intención de consolidar más al núcleo familiar, el acercar a cada miembro de la familia con los demás para hacernos fuertes y poder afrontar las desavenencias del día de mañana.
El material abre con Afterlife, que ejemplifica todo el material en un microcosmos en la totalidad del álbum, ésta logra emanar una nueva sensación del Rhythm & Blues partiendo del Funk; por otra parte tenemos a Falling donde él nos invita a encararnos a nosotros mismos y la idiosincrasia que tenemos ante las relaciones de gente que nos rodea con todos y sus cambios drásticos; Listening habla acerca de una persona que se ha involucrado mucho en todas las relaciones personales que le rodean pero que desgraciadamente no pertenece a ninguna, “como sucede con nosotros los 'artistas', que en ocasiones te llevas bien con mucha gente y no sabes por qué". Para finalizar, James LaBrie solo manifestó que tuvo la intención de separarse completamente del trabajo hecho por Dream Theater, no sonar a DT, solo "quiero expresar una visión musical mucho más amplia que lo hecho con mi banda, no tendría sentido hacer otro proyecto musical que sonara igual a DT, solo quiero darle a la gente otros estilos de música que he encontrado fascinantes para que las vivan en esa perspectiva". |
|
| |
|